jueves

motivo matinal

Hay veces que te levantas por la mañana y todo te huele mal. La ropa tendida, las galletas del desayuno, la escalera que baja al portal, la boca del metro; esa que ayer te olía a hierbas de buda y pensabas en los afortunados que desayunan café con marihuana. Hoy nadie ha fumado nada que no sea tabaco.

Hoy, como siempre, nadie piensa en nadie, pero hoy te jode.

En el metro también huele, huele a cansancio, a mediocridad, a asco. Huele a la rutina de los no-realizados, a la codicia de los avariciosos, al bolsillo de los ladrones, a la mugre de los insanos y a la esperanza estúpida de los que piensan tener toda la vida por delante. Alguien se choca contigo y le dedicas una mueca de desdén para acabar metido en mierda, porque sí, justo hoy me he chocado alguien que se ha disculpado después de aguantar mi desprecio. Y me siento mal.




Hay veces que, como hoy, me levanto así.... Por suerte conozco el remedio para oler de nuevo a lo que quiero; a suavizante en la ropa limpia, a galletas con chocolate blanco, a fregado en la escalera y a porro en la boca del metro; el remedio que me cura las heridas que me hace la casa cuando se me cae encima, ese remedio es él...

Su despertar son mis buenos días, por eso me gustaría que a veces se despertara más temprano; pero también me gusta este contraste, el cambio que obviamente altera mi percepción del mundo cuando tengo noticias de sus bostezos en esas sábanas naranjas.

Porque si no fuera por él, no se qué sería de mi.

miércoles

GUESS WHO

Nunca se cómo empezar un principio, ni por dónde coger un preludio; por qué de las presentaciones, por qué de los por qués, por qué de los quiénes y los dóndes. Resumido quedaría en un no saber acerca de nada, en una indiferencia a los comienzos estudiados. Me encanta improvisar cuando de empezar algo se trata.



Bienvenidos al ombligo de Nina, a mi ombligo.